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Mostrando entradas de abril, 2020
No necesitaban palabras, pero aquel juego les divertía de sobremanera. Sol de media tarde entrando entre las cortinas, una mesa olvidada en la esquina de un café abarrotado. La mirada indiscreta de una señora que fingía. Que lo fingía todo, todo el tiempo; pero no podía evitar mirarlos. Puro magnetismo.  Y el camarero pasando a toda prisa, malabarismos de bandeja y pajarita. Camisa cara en un cuerpo  maltratado por una jornada laboral que humilla. ¿Para esto tantas huelgas, para esto el sudor de un padre orgullo de la clase obrera? Y en la barra, soberbia herida a golpe de whisky y mirada de desprecio entre sorbo y sorbo. Y qué guapa vienes hoy. "Es mi uniforme", ojos de fuego mientras sigue secando las tazas que acaban de salir de la cocina.  En la olvidada mesa del rincón, sus miradas se cruzan. Él se aclara la garganta, junta las manos en un gesto ceremonioso y despega los labios a un ritmo etéreo.  - Necesito tiempo. Ella, que lo mira curiosa, no pued

Ni el final ni el principio

Desde mi ventana ahora veo nidos de hormigón, vidrieras a otras vidas, asfalto herido de ausencias, el final de la avenida, quince minutos de sol entrando a través de la persiana mal cerrada a las nueve de la mañana. Una sombra en el balcón del tercer piso, pulso incandescente de caladas. Debe de ser el décimo quinto cigarrillo del día. Las luces encendidas de, al menos, siete habitaciones. Desafiando el toque de queda de este ritmo sin orgasmos. ¿Cómo duermen los demás sabiéndose presos? Y me imagino que sí, que esta es la última escena de la película. Debe de serlo, porque llevamos dos semanas mirándonos fijamente. No puedo evitar sonreír pensando en lo que diría mi padre si me viera en bragas en el balcón, con la barbilla apoyada en la barandilla, guiñándote un ojo mientras imagino que hago estallar tu edificio.  Veintisiete coches han cruzado entre tu casa y la mía. Y todo lo que íbamos a ser huye a ciento treinta por la autopista.Y, joder, me voy a quedar sin saber qu
Cuando uno se enfrenta al desconocimiento en el campo de la semántica se le ofrece una rápida solución: el diccionario. El diccionario contiene los significados de todas las palabras que uno pueda imaginar. Einstein decía que si no sabías explicar algo con claridad era porque no lo habías entendido. Mi profesor de filosofía reventaba esa teoría y nos recordaba constantemente que, cuando éramos incapaces de explicar algo, era porque ese algo no existía. Descubrí entonces que, de acuerdo con sus palabras, la mayoría de cosas que me ocurrían entonces no existían. Casi todo lo que sentía o las ideas que defendía, no las sabía explicar. Y es que es necesario un conocimiento profundo de cada una de esas palabras con las que nos llenamos la boca para sentir que existimos; que lo que tocamos, lo que vemos y lo que sentimos existe más allá de la realidad de nuestra mente. Y tenía razón. Veréis, esto es lo que dice el diccionario cuando buscas tirano: tirano, na Del lat. tyrannus