quimeras

Mi forma preferida de matar es tiempo es fantasear con las verdades. Caminar sobre un cable de acero invisible entre todos los mundos posibles y el puto despertador el lunes por la mañana. Soy mejor que Homero navegando y mejor que Dante en mis infiernos. Mi único problema es mi completa falta de equilibrio, una tendencia voraz hacía los abismos y una predilección absurda por las mentiras, las verdades a media voz y las miradas susurrantes. 

He visto mariposas desde mi ventana, ¿las escuchas?¿ya me quieres? 

Al final te he guardado en una caja. Sabes que me encanta perder cosas. Las llaves, el rumbo, las ganas y hasta el candado de mi bici. ¿Sabes que el mar se ilumina desde las entrañas? Pasa sólo a veces, y puedes ver como palpita una luz en el fondo; a mi me entraron ganas de caer dentro y respirarlo cerquita pero me conformé con mirarlo desde fuera, casi sin parpadear, y decirle que aquella había sido mi estación favorita. Me llenó la noche de luces, de pájaros y de medusas. Y todos brillaban, y las luces se fundían en el cielo, en los canales y hasta inundaban los ventanales muy cerca del río. 

Me he pasado los últimos seis meses pisando cristales, con el frío en los labios y la tristeza rozándome las yemas de los dedos. Y entre toda la sangre que arrastraba, los incendios absurdos y las noches borrosas, alguien. Y ahora estoy, de nuevo, caminando en mi abismo preferido. 

¿Está esto ocurriendo, los libros ahora huelen a sus besos, o me he vuelto a quedar dormida?



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