Queridos tertulianos de la habitación vacía:
El viento de ahí fuera no me deja pensar, la noche oscurece el mundo y pequeñas lucecitas parpadeantes se adentran en la oscuridad para mostrar el camino a todos los que siguen en los mares de asfalto. Acompañada de un humeante té con sabor a infancia y unas cucharadas de azúcar moreno, me pierdo en abrazos de acordes electrónicos, sonrisas literarias y cubos de Rubik.

Háztelo.

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