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Quiero.

Quiero escribir amor y sentir como palpita cada letra bajo mi piel, quiero ver como cada centímetro de mi cuerpo se estremece al oír su voz,  quiero pasarme las noches haciendo y deshaciendo los besos que me dio, quiero mirarle a los ojos y poder ver mi reflejo en ellos, y sentir que sólo existimos los dos,  que el mundo puede seguir girando, ahora que está a mi lado .

Renovando viejas lecturas.

No hay nada más maravilloso que el olor de un libro nuevo . El lomo brilla, el título se lee perfectamente, las páginas tienen ese aroma de eternidad recién estrenada y las letras, con esas nuevas fuentes tan claras y simples de leer. He de decir que me encanta estrenar un libro, lo abres, lo observas cientos de veces y al final te decides a empezar con la lectura. Como nunca antes lo has leído, disfrutas con cada palabra al igual que un niño con un juguete nuevo.  No hay nada más maravilloso que el olor de un libro viejo . El lomo está descolorido, el título apenas es legible, las páginas se han vuelto amarillentas y conservan un extraño aroma a inmortalidad y las letras, perdidas entre la espesura de las tintas de una vieja máquina de escribir. He de decir que me encanta releer por enésima vez el mismo libro, lo tocas, captas la vejez de sus tapas, te fijas en la fecha de la primera edición, ¡Dios santo!¿tanto tiempo hace? y al final te decides a embarcarte en la historia ya...

Tinta y papel, guardianes de la eternidad.

La tinta es la carcelera del alma. La aprisiona bajo pesadas grafías impresas en áspero papel y no la deja escapar nunca. Por eso, cada letra que escriben estas manos contiene una cantidad ínfima de un alma que se ha ido perdiendo entre oscuras tinturas, pero sé que, alguien, tal vez no tú ni yo, leerá estas palabras, estas porciones de alma que seguirán intactas eternamente, y las recordará durante una fracción de tiempo indeterminado. Ese tiempo, tan desconocido para nosotros como para nuestro querido lector, hará que el alma, mi alma en este caso, se vuelva enorme e invencible, atrapada entre el polvo de una vieja estantería.