Estimades, estimats: No conec el camí a l'infinit. Tampoc el busque. No busque res. Tale els arbres amb gavinets de fúria i contínue la ruta. La ruta a l'infinit. Infinita la teua cintura. M'he passat el matí buscant-te, a tu. A qualsevol, sense nom, sense un somriure afrodisíac, imagine fins i tot que sense ombra. I mai et trobe. T'amagues baix l'oblit, junt amb tots aquells papers que mai vam arreplegar, els contes que mai vam contar i les claus que mai vam trobar. Torne al play , la mateixa cançó, enverinada de records que dibuixe a un paper invisible. Records que invente. Ho invente tot. Invente camins i els borre amb un bufit. Invente mirades i me les trague amb llima. Tale més arbres. Més rutes. Més invents. Més records del futur amb plastidecor que vaig crear al pati de l'escola. Faig amics en les andanes subterrànies de un país que ja no és. Balle un vals amb els vagons i fotografie amb els dits els vidres a la nit. Més perduda que mai. Sóc essència ...
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Queridos tertulianos de la habitación vacía: Lanza su corazón al vacío y, en el último momento, a apenas un instante de chocar contra el suelo, lo rescata. Ríe mientras sigue temblando, intentando recuperar el aliento y deseando estrellarse de una vez por todas contra un asfalto que parece sonreír a su estúpida forma de diversión. Juega con su particular yo-yo , se divierte y sufre con cada vaivén. Sigue inspeccionando con la mirada a todo aquel que le recrimina su actitud. "Estás loca" le repiten hasta quedar exhaustos, y ella sigue dando esa respuesta, esa que sólo reafirmaba su actitud. "¿Y?" seguido de una indudable carcajada. Reía con ganas, como muchos dejaron de hacerlo. Reía por todos y por nadie, reía hasta llorar y lloraba hasta reír. Defendía ante todo el uso de una tercera persona para definirse a si misma, y nadie la sacaría de allí. ¿A ella o a mí?
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Queridos tertulianos de la habitación vacía: Cuando levantaba la cabeza, las tristes mañanas de encierro en aquella cárcel de enseñanzas recortadas, y en la lejanía, perfumando el cielo con su belleza, veía aquellos ejércitos de pájaros cruzando las nubes, imaginaba sentir la libertad como ellos lo hacían. Más tarde, olvidé mirar al cielo por las mañanas, y dejé la libertad para cuando hubiese tiempo. No me dí cuenta, vuela, como su mayor referente, y pronto se trasladaría a un lugar donde no se mirase al suelo cada vez que algo salía mal.
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Queridos tertulianos de la habitación vacía: Acabo de leer que amar es ser débil. Me pregunto que clase de gilipollas puede creer eso. En realidad, me pregunto mucho más que eso. Amar, poseer, tener, mío, mío, mío, no toques. A mí me parece que hablan de lo mismo. Querer siempre será mucho más, aunque la fuerza de la costumbre nos haga pensar que queremos a todo lo que se cruza en nuestro camino, menospreciando la profundidad de la palabra. Y no sólo la palabra. No hay nada que suene mejor que un te quiero susurrado, que un te quiero en un grito, entre risas, con la boca llena o con los ojos cerrados. Pero ante todo, no hay nada mejor que la sensación que te produce. No, no la sensación, las sensaciones. Puedo querer, de hecho quiero, quiero de muchas formas. Quiero a lo fácil que se hacen las lágrimas, a la sencillez de unos acordes, a la belleza de una melena, a la espontaneidad de unos ojos pintados, al roce del sol, a la suavidad de los abrazos, a calor de los besos, a el frío...
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Queridos tertulianos de la habitación vacía: Para mí no es más que un juego, pero no lo digo mucho en voz alta, porque suena todavía más terrible. Digamos que hablo de esa clase de intuición que nos hemos empeñado en llamar femenina. Esa clase de conocimiento que, por alguna razón estúpida, inútil, irracional , hemos decidido que sólo puede pertenecernos a nosotras, como permitiendo que a los demás les pertenezca el resto, un todo de lo poco que somos. Me refiero, sin duda, a ... bueno, ya sabéis, nunca sabemos a lo que nos referimos. Tú mismo puedes darte cuenta, no apuesto, es inútil martirizarse conociendo el resultado. No juego para perder, juego para jugar. Sonen els amants de Estelles, sona Ovidi..."Ignorem moltes coses" I tant. Pero jugar puede ser peligroso, aunque no seas fuego, aunque yo quiera arder. Nos gusta jugar, no nos gusta que jueguen con nosotros.
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Estimades, estimats: Tímidament, comença la melodia. Últimament sempre parle de música. Silenci! L'habitació es plena de notes, tanque els ulls. Que semble que no la escolte, per a que sone encara més sincera. Quasi sense voler, la veu trenca la complicitat, acabada d'inaugurar, dels compassos amb els apunts de la renaixença. Em perc en un Berlin gelat, de rellotges sense agulles y curanderes sense llicència. Sona un violí. Probem sort, i tornem a perdre. Les mans entrellaçades, inevitablement. Però fins i tot a Berlin les nits acaben.
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Queridos tertulianos de la habitación vacía: El viento de ahí fuera no me deja pensar, la noche oscurece el mundo y pequeñas lucecitas parpadeantes se adentran en la oscuridad para mostrar el camino a todos los que siguen en los mares de asfalto. Acompañada de un humeante té con sabor a infancia y unas cucharadas de azúcar moreno, me pierdo en abrazos de acordes electrónicos, sonrisas literarias y cubos de Rubik. Háztelo.